domingo, noviembre 21, 2004

BLACK SPACE

Hablar de las debilidades de uno, no es fácil.
Utilizo la táctica de intentar ocultarlas, para hacerme creer a mí misma que no existen.
Otras veces, las hago patentes como para demostrarme que no me afectan tanto.
Es decir, que no tengo patrón.
Cuando se acerca el mes de diciembre, empiezo a entrar en un túnel oscuro, de final indeterminado. Las razones son múltiples y no habría una que destacar sobre las otras:
-Siento como punzadas los fracasos, porque no tienen arreglo. Están ahí como sombras impenitentes de algo hecho e imborrable.
-Siento que estoy en una jaula de oro, con una puerta enorme y abierta. Pero no puedo salir, no por miedo, sino porque salir sería morir instantáneamente, mientras que dentro muero, pero con lentitud.
-Siento que no entiendo el gran mundo que nos rodea, que no tienen sentido los actos y barbaries que se cometen cada segundo a escala macroscópica. Pero es que tampoco entiendo los pequeños mundos a los que miro con tristeza, las vidas de los que se sienten miserables, unos siéndolo y otros no.
-Siento que sé la teoría de cómo debo actuar, pero me puede el desánimo, porque al final todos somos arrollados por ese río feroz que es la muerte.
-Siento que me agobia perder la belleza que aún pueda quedarme, porque la estética de la vejez no me gusta y me asusta mirarme un día y no reconocerme.
-Siento ganas de vomitar al escuchar a los que me dicen que la belleza está en el interior, como mostrándome un dogma. Casi todo me preocupa, casi todo me interesa. Pero es que estoy harta de mí y quiero padecer un brote de superficialidad en mi vida. Creo que me lo he ganado.
-Siento un enorme black space cuando me veo como Calimero, incomprendida, que nadie me entiende. Quizá es que no hay nada que entender.


Quizá soy una mujer sumergida en los problemas de su propio tiempo y con identidad controvertida que se busca a sí misma, etc, etc, etc. Quizá opté por un tipo de vida que no me correspondía.
No sé cómo voy a encarar estas fechas y ahí viene la peor y más dramáticas de mis debilidades, que tengo miedo.